Me presento ante ustedes, gente del microcosmos, para solicitar su colaboración en ésta, la búsqueda que emprendo para encontrar al infame ser humano que encontró desprevenida a mi humanidad y se sirvió con la cuchara grande.
Presentóse -el responsable- con cara de mártir y con suma maestría me dejó en calzones en tan solo dos horas.
¿Lo robado? Mi chaveta, 70% de mi cordura, 30% de mi memoria a corto plazo, 30% de mi necesidad de sueño, 30% de mi apetito, mis planes para ver "Eclipse", mi gusto por "Diario de una pasión", mis ganas por leer "Rosas en el ático", 80% de mi amor para dar, regalar y aventar pa'rriba, 90% del agua disponible en mi cuerpo ese día, 60% de mi esperanza, 60% de mi felicidad, 40% de mi capacidad para expresarme con claridad y exactitud, 35% de mi capacidad de ubicación espacio-temporal, 1 tazo de calamardo y 2 besos.
Por si eso les parece poco, todavía se dió a la tarea de extraer de entre sus pertenencias una pequeña lija y con ella, se dispuso a desgastar mis manos, mi garganta, mis ojos, mi boca, mi espalda, mis rodillas y mi corazón.
Es todo lo que recuerdo pero seguramente, se llevó mucho más.
Ayúdenme por favor, resulta un asunto de vida o muerte encontrarlo lo más pronto posible.
Su aspecto físico es indescriptible. Pero no hace tanta falta brindarles una serie detallada de características.
El bandido responde al nombre de Ave fénix, aunque en el más estricto de los sentidos, no sea ese un nombre, responde a él al instante.
Es ésta la reseña de mi ultraje. Agradezco su distinguida cooperación.
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