lunes, 13 de diciembre de 2010

Trabajo uno a uno

Hoy me tocó volver a mi escuela a las sesiones de asesoría, y como se nos ha vuelto costumbre, únicamente utilizamos un par de horas para ultimar detalles y acordar fechas para entregar avances, tareas, fichas y demás...
Puesto que a petición de mi asesora, llegué excesivamente temprano, ella se sirvió el prestarme un espacio y un disco con una video-conferencia para que la revisara y tomara de ella, todo lo que pudiera servirme.
La conferencia llevaba por título "Principios y vías para la corrección neuropsicológica de los problemas en el aprendizaje escolar"; la conferencista era, -me parece- de nacionalidad rusa y era auxiliada por una intérprete que, como mero dato cultural, tampoco era mexicana.
Les mentiría si les dijera que no me distraje en más de una ocasión e incluso mis seguidores en Twitter, son testigos de que me la pasé "twitteando" gran parte de la mañana, en torno a la conferencia, eso sí.

Entre otras cosas, la conferencista daba algunas estrategias y ejemplos de actividades -apoyando la información en una fotografía- que se pueden realizar en el trabajo de la corrección motora, lingüística y conductual.
Proponía el trabajo tipo terapia y organizando a los niños en diadas, donde los participantes fueran cognitivamente similares y conductualmente, complementados, es decir: un niño "lentificado" (no me gustó el término, pero ese se empleó durante la conferencia) en su comportamiento, haciendo equipo con un niño hiperactivo o inquieto.

...con un niño hiperactivo o inquieto...mi mente voló hasta la razón de mis adecuaciones en mi centro de práctica: esa pequeña cara intranquila con coletas...
"Se recomienda no llamar de manera constante al niño inquieto, no pedirle que pase al pizarrón o que acuda hasta donde estamos"
Le atribuyo gran parte de la situación a lo dulce que me pareció la voz de la intérprete pero esas palabras prendieron un foco rojo en mi cabeza y comencé a prestar mayor atención y cerré el Twitter por completo.
La conferencista comenzó entonces a hablar del trato con niños hiperactivos en las anteriormente mencionadas diadas y apareció en el proyector la imagen de dos niños en el piso colocados en cuatro puntos (que de hecho son seis si contamos las rodillas), mirándose de reojo y sonriendo; decía la intérprete "en una actividad similar se le pediría al niño hiperactivo o inquieto que para ganar, debería ser el último en alcanzar la pelota" (ambos niños tenían una pelota enfrente) "esa sería la condición para que el niño ganara, ser el último".

Y siguió hablando de ejemplos de actividades que se pueden trabajar con los niños inquietos...trabajo en diada, UNA sola diada, no un grupo dividido en diadas, no, UNA sola diada...
a veces formándola con otro niño y a veces siendo el adulto el otro integrante de la diada.

Volví a abrir el Twitter...no puedo esperar que el resto de mis alumnos se enfermen para trabajar con "mi niña inquieta" en diadas, y aunque podría ser una alternativa, no podría adecuar todas las actividades a "varias" diadas puesto que la naturaleza de muchas de ellas es como el ping-pong.
Y entonces vine a convencerme de aquello que ya sabía...El trabajo uno a uno...el trabajo tipo terapia, el trabajo individualizado, tipo institutriz, denle el nombre que quieran, es una fuerte alternativa para la Educación Especial...para esos "casos especiales" dentro de la misma Educación Especial.

-¿maestra, puedo incluir dentro de mi propuesta alguna idea que sé que me rechazarán por la imposibilidad de su ejecución?-
pregunté a mi asesora al final del día,
-sí, si puedes- me dijo ella
-¿aunque vaya contra las políticas educativas actuales?-
-¿cómo cual?-
-el trabajo uno a uno...-

Y entonces mi asesora hizo el gesto que siempre hace cuando quiere decir que sí pero sabe, que por normatividad, tiene que decir que no...

domingo, 12 de diciembre de 2010

Justicia

A mí me sucede mucho que al inspeccionar mi manera de actuar y reconocerla como la más correcta -no siempre es así-, me da por descalificar todas las demás maneras, me da por verlas irracionales e incomprensibles y me da mucho más por hacerme proselitismo.
Ésto no me sucede con todos mis procederes, una que otra vez también me miro y me re-miro diciéndome: "ésto deberías hacerlo de tal o cual forma, aquella persona se mueve de mejor manera en ésta situación".

Tristemente deduzco que soy una intolerante, pero a diferencia de esos pavo-reales envidiosos que abundan el planeta, yo me mido con la misma vara con la que los mido a ustedes, gente del mundo.
No me justifica mi extraño sentido de la justicia por que igual me la paso escudriñando cada situación, pero al menos, me consuela.

Podrán acusarme de intolerante, si tal vez...pero jamás de injusta.
Y que quede sellado.