Starwars significa muchas cosas en mi vida, para empezar y de
modo
muy simple es mi historia de película favorita, incluye en
ella muchas escenas que me han servido como metáfora para
explicar
situaciones cotidianas y aclarar mis propias telarañas
mentales.
Starwars en su trilogía original incluye al personajazo que es por
excelencia ícono de los chicos malos: Darth Vader, que por
supuesto
es el número 1 en mi top de personajes favoritos y
conforme avanzó
el tiempo y su historia me sirvió para espejear la
mía, Darth Vader
pasó también a ser mi alter ego. Recuerdo que
después de la muerte
de mi hijo y cuando ya tenía medianamente
resuelto mi duelo, me
encantaba verme reflejada en el Anakin de
la escena más representativa de “La venganza de los Sith”:
la escena más representativa de “La venganza de los Sith”:
inconsciente, sin
piernas, sin un brazo, con la cara y el cuerpo
hundidos en rocas de
lava. Sin esperanza. Y aún así, vivo. Anakin
se levantó (no sin
ayuda) y se convirtió nada más y nada menos
que en el super mega
lord de los Siths: Darth Vader.
El spin off “Rogue One” además de que me pareció una película
hermosa, con una historia bien armada y con lógica dentro de la
saga, me ayudó a explicarme a mi misma la parte más importante
de
mi vida en esos momentos: Cassian Andor y Jyn Erso muriendo
juntos,
abrazados en la playa tras haber hecho lo mejor que
podían hacer en pro de la paz de la galaxia me conmovieron hasta
las lágrimas y me siguen pareciendo un par excepcional.
podían hacer en pro de la paz de la galaxia me conmovieron hasta
las lágrimas y me siguen pareciendo un par excepcional.
Traje a Starwars a mi
vida de tal manera que cuando supe que mi
segundo embarazo me traería
una niña, sólo pude pensar “ya tengo
a Luke, y ahora tendré a
Leia”. No cabía ninguna duda. Darth
Vader era yo y yo era Darth
Vader. ¿o no?
Ejemplos como los anteriores tengo varios y quien me conozca,
sabe
que con menos regularidad de la que quisiera cito las
películas,
hago referencias a la historia y sus personajes y predico
de puerta
en puerta que por favor, se tomen dos horas para ver en
sus pantallas
la sabiduría encerrada en esa guerra de la galaxia (que
sólo es
una, no sé por que en español dicen “La guerra de laS
galaxiaS”).
Así vivía muy feliz, abrazando la empuñadura de mi sable láser
hasta que en días pasados leí en twitter que una chica que sabe de
lo que habla escribió: “Sólo los Siths piensan en absolutos”.
¡PUM!
¿ya debía de saberlo? Ciertamente
¿tuve pistas en todas y cada una de las películas? Las tuve
¿no entienden por qué mi sorpresa y congoja? Yo tampoco
Ese día se le hicieron grietas a mi dark heart. Este momento tan
particular de mi vida que vengo atravesando desde hace poco más
de
dos meses me escupió esa frase en la cara. SOLO LOS SITHS
PIENSAN EN
ABSOLUTOS.
Quien alguna vez haya discutido conmigo sabe que “todo o nada”
“siempre o nunca” son frases que uso con frecuencia, pensando en
absolutos, como un Sith.
Y aunque ésto debiera hacerme sentir orgullosa y más cerca que
nunca de Darth Vader en realidad me hace sentir extraña. Ya no me
funciona pensar en absolutos, en consecuencia, ya no me funciona
ser
un Sith.
Y aunque una vez más, Starwars me sirve para dar
claridad a mis
asuntos más personales, me orilla también a
desprenderme de eso
que he sido durante mucho tiempo.
Darth Vader no dejará de ser mi favorito pero parece ser que ha
llegado la hora de mutar en otro personaje. Sólo espero que la
fluidez de la vida no me lleve a colocarme en la Padmé que muere
ahorcada a manos de un Anakin ansioso, triste, solitario y desolado.