sábado, 30 de enero de 2010

Un pequeño silencio.

Muchas de las veces, mis esfuerzos no son suficientes y tú no terminas por entenderme. Otras tantas de las veces, no hago ni el menor esfuerzo por que me entiendas, pienso, sencillamente que no vale la pena.
¡Digo!, tú tampoco te esfuerzas por escudriñarme, debemos establecer un acuerdo que diga claramente que no te facilitaré por entero el camino. Es tarea de dos, así son las cosas.

De cada diez obreros que salen por esa, tu puerta, ocho tienen malas intenciones y los otros dos, son holgazanes. Es preciso que sepas que ya me agoté de buscar sin éxito algo bueno que obtenerles. ¡Sólo me dan más trabajo!, ¡y el ya hecho lo desmoronan poco a poco!
Tú no me estás ayudando...y la empresa se va a pique.
Quiero salvarla, en serio que quiero. Pero sola no puedo hacer gran cosa.

Siempre has dicho que estoy mal, no es errada la idea. Yo misma sé que estoy mal, pero igual jamás te detienes a pensar que todas las deficiencias existentes en el mundo y en las cosas, tienen un motivo, bueno o malo, pero motivo al fin.
Hay algo dentro de mí que necesita reparaciones y no te has preocupado por saber que es.

Dame un pequeño silencio, brevísimo igual que tu paciencia. Abre los ojos y cierra la boca.

Venga mamá, que yo te espero...aunque no quiero...