sábado, 1 de mayo de 2010

Para no hacer el desaire

Ésta mañana, mi papá me ofreció compartir una gelatina de algo parecido al rompope con él.
Le dije que no y dos segundos más tarde me dijo que me la comiera toda "por que estaba demasiado dulce para él", me dió ternura el gesto de mi papá por que era obvio que lo hacía para que yo me la comiera toda sin tener que compartir ni siquiera con él. Una cucharada me bastó para darme cuenta de que no era gelatina si no flan......y tooooooodo el mundo sabe que odio el flan... Sin embargo, me lo comí todo, enterito me lo comí no más para no hacerle el desaire a mi papá...

Ésta tarde, mi hermana me ofreció compartir con ella una michelada, pero estaba justo yo al teléfono llorando como Magdalena (dice la creencia popular..coff coff). Colgué mi llamada y lo último que hubiera querido yo ingerir era cerveza con papas adobadas como botana. Era como la escenificación de una fiesta cuando lo cierto es que yo tenía el ánimo perfecto, el gesto perfecto, el caminar perfecto y el apetito perfecto para un velorio. Sin embargo, me bebí mi mitad correspondiente con una cantidad aceptable de papas adobadas, me la bebí no más para no hacerle el desaire a mi hermana...

Hace unos días, puse en el reproductor la canción más terrible y dolorosa que pude encontrar y me senté a llorar mi pena dispuesta a deshidratarme en los 3:47 minutos que dura. Hundí mi cara en la mesa no sin antes retirar mis lentes y subir a 83 el volumen. La canción no llevaba ni 2 estrofas cuando repentinamente fué cambiada por una mano fantasmal y un tanto atrevida; seguí con la cara hundida en la mesa y no alcé ni una pestaña y hasta me puse a cantar. Me puse a cantar y le puse pausa a mi llanto no más para no hacerle el desaire a la mano fantasmal y atrevida de una de mis mejores amigas...

Hace algunas semanas, me encontraba yo en un sitio más oscuro que la capa del zorro en compañía de mi primo quien me pidió subir por una escalera de madera al techo de la casa que se encontraba sumergida en aquella mórbida oscuridad. Yo tenía tanto miedo como en aquellos pueriles días en que temía que "IT" apareciera en la coladera de la regadera abriéndole paso a su asquerosa corporeidad. Sin embargo, trepé por aquellas escaleras e ignoré la flaqueza de mis rodillas no más para no hacerle el desaire a mi primo...

Llevo varias horas llorando tu ausencia, escondiendo entre las cobijas mis lágrimas cristalizadas, encogiéndome en cada rincón, girando mi cara hacia la pared, dejándome caer en cada oportunidad, vomitando pedazos de mi dignidad y mi cordura, convirtiendo las comisuras de mi boca en un árido desierto...Y no soy capaz de ponerle freno, de taponear la herida, de salir del hoyo...No soy capaz de no hacerme el desaire a mí misma...

No hay comentarios: