miércoles, 19 de febrero de 2014

Veinticinco

Hace algunos días (semanas ya) que cumplí los veinticinco. Y vengo para confirmarles que es a ésta edad cuando uno se da cuenta de que hay mucho más por vivir y se empieza a renunciar a la idea de morir joven. Tal vez por que comenzamos a creer que ya no somos jóvenes.
Pero si lo somos ¿o no? Yo me siento aún bastante inmadura como para ya no ser joven, bastante inmadura como para tener ya los veinticinco, creo que por eso estoy aquí preguntándome tonterías.

Han pasado veinticinco desde el 89, hay cosas que se han ido...la abuela y la inamovible hora de irse a dormir por ejemplo, pero también hay otras que se han quedado como la emoción por el primer día de clases y los juegos con la hermana.
Mi memoria es capaz de traerme a la mente situaciones que acontecieron hace 20 años, los gustos y la ropa de mi niñez ya son vintage, las canciones de mi pubertad ya están incluidas en los discos de oldies que venden en el metro y los juguetes que llenaban mis cartas de Reyes ya son de colección.
Son veinticinco y parece que han sido muchos más. El mundo, la vida, la gente, el tiempo...todo va muy rápido.

Particularmente hoy me ha atacado cierta ansiedad por recordar acontecimientos de mi infancia, me he sentido muy ansiosa por que no desaparezcan.

No hay más conclusión que la lógica y contundente sentencia de que tengo la crisis del cuarto de siglo amigos...

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